Al comienzo el agua estaba caliente, transparente, incolora y caliente y poco a poco fuimos agregando los polvos.
El agua se tornó roja o amarilla dependiendo del sabor ... Pero lo más curioso fué que cuando lo sacamos de la nevera al día siguiente estaba fría, sólida y por más que volvamos los vasos no caía...
¡Qué cosas más curiosas!
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